Mil ideas recorren la autopista de mi pensamiento. No hay peajes, circulación libre. Parece que vivo en una operación salida constante. Hay mucho tráfico, tanto de día como de noche. Sin embargo no hay accidentes, me da tiempo a procesar cada movimiento. Pero, ¿cómo lo explico? Realmente son cúmulos de palabras ordenadas estratégicamente en mi cabeza y desordenadas en mis cuerdas vocales. Tengo que procesar, volverme un poco al sistema digital. O simplemente volverme un poco al surrealismo: “Escriban deprisa, sin tema preconcebido. Escriban lo suficientemente deprisa para no poder refrenarse, y para no tener la tentación de leer lo escrito”. ¿Y si la cabeza me funcionase así? A mucha gente le funciona, hablar sin pensar. Está bien, pero hasta cierto punto. Deshiníbete mentalmente, interesante argumento.
Necesito música que me inspire… Play a Ennio Morricone, Gabriel’s Oboe. No todo es lo que parece. Realmente hay que escuchar de todo, y disfrutarlo. Dicen que quien escucha y disfrútala música clásica es más inteligente (resumo un artículo en 5 palabras). Pero realmente creo que algo tiene de razón. Todas las partituras, los colores de la música, el compás… Hay mentes que no lo disfrutan, tal vez no la entienden. La cultura musical que le inculcas a los pequeños va a tener gran importancia en cómo van a ser de mayores. Bueno, no solamente la musical, en general. Personalmente estoy muy contenta que mis padres me inculcaran la lectura, la música… Mi primer libro “Soy el monstruo” del barco de vapor fue el primer paso, inicio a la lectura. Y así, muchos recuerdos. Tengo ganas de volver a casa, 20 días. Mañana, o pasado, o al otro, vendrán entradas sevillanas, cumples, escapadas, personas cada día más importantes y lo que es la vida estudiantil en general.
Cierro con Barcarolle de Offenbach.
Un Color Especial 